Recorrer la complejidad como un paisaje

Si mañana hubiera un apagón digital, si se desconectaran los servidores web, si perdiéramos nuestras cuentas sociales, yo tengo muy claro cuál sería la coordenada digital, mi verdadero hogar en la Red, que me dolería especialmente perder: este blog. La primera red social virtual que conozco.

Tejido digital
Fuente: @bekathwia en Flickr

De esto hablamos ayer en una nueva sesión de la Escuela de Educación Disruptiva dedicada a las Redes Sociales, un marco en el que recorrí los últimos diez años desde que empecé con el blog y cómo he ido utilizando los blogs, los wikis, los marcadores sociales, los vídeos y todas las tecnologías a mi alcance para Aprender, Investigar, Enseñar y Comunicar en el campo profesional, pero también en el personal.

Una década en la que hemos asistido a los avances para el campo de la educación que han supuesto las tecnologías de lecto-escritura colaborativa,  el conocimiento en abierto y el mobile learning, los movimientos inspiradores como fue el edupunk, las comunidades de profesores inprendedores que simboliza Aulablog, las prácticas de amateurs que desafían a la autoridad académica al estilo del MasterDIWO o los formatos que multiplican aquello que llamábamos conectivismo y que ahora se manifiesta en MOOCs.

Todo esto envuelto en un taller cooperativo de César Poyatos y precedido por una historia envolvente de Antonio Rodríguez de las Heras que nos situó en la inmensidad de las redes sociales entendidas como plazas donde se recupera la oralidad, donde los corrillos hacen posible el poder de lo pequeño y donde el efecto especular acerca la comunicación digital creando nuevas dimensiones entre el aquí-allí con el “ahí” y entre el ahora-después con el “presente dilatado”.

“La complejidad en la que vivimos es inabarcable, querer fragmentarla y trocearla para asirla es imposible. La única forma de abordarla es recorrerla como se recorre un paisaje”

Inspirado por el concepto de rizoma, Antonio aludió a la idea de la cultura escrita hegemónica basada en el “fragmento”, que fractura y solo sirve para la recomposición, frente a la maleabilidad de la “pieza” como propiedad del conocimiento en la cultura digital que permite la recombinación múltiple.

Como dijo Antonio en el cierre de su intervención, “el problema de la educación es que no funciona con piezas, sino con fragmentos (como es el modelo transmisivo de los apuntes p. ej.) que recomponen pero no recombinan”.