#yotambienfuiERASMUS ¿y tú?

Ahora que se cumple el 25 aniversario del programa Erasmus y de que la coyuntura económica ha hecho peligrar su viabilidad, me acuerdo de mi experiencia personal y de lo mucho que significó este proyecto en mi vida. Hace ahora exactamente 15 años tuve el privilegio de defenderlo frente a una comisión en Bruselas que analizaba sus primeros diez años de vida.

No soy capaz de valorar cuantitativamente la rentabilidad de esta inversión por parte de la UE, pero como ya expuse en aquel momento, si de algo sirve la apreciación subjetiva, personalmente estoy convencida de que ha sido, y confío en que siga siendo, una de las mejores formas de construir Europa.

#yotambienfuiERASMUS

Ya lo había intentado antes, pero por fin obtuve una beca para irme a Nottingham y fue en el último año de carrera (quinto de Periodismo) para el curso 1996-7.  Puedo decir que esa experiencia cambió mi vida, mi forma de comprender lo que significa la vida universitaria, de que aprender es algo más que estudiar, de que aprobar no es equivalente de examen, de que es más difícil escribir un ensayo de 5000 palabras que un ladrillo al peso de 50 páginas, de que tener más horas de clase no significa más conocimiento, de que aprender está más cerca de la investigación que del estudio y de que puede ser emocionante. Tanto que a la vuelta inicié estudios de Doctorado.

Pasé un año extraordinario que repetiría en cien vidas más. Llegó el verano y con él la ruta  obligada visitando y recibiendo a los amigos europeos. De vuelta en Madrid, localicé la red ESN Erasmus Student Network y con ellos descubrí nuevos rincones desde la mirada erasmus de quien viene a exprimir la ciudad, como yo lo hiciera en Nottingham un año antes.

Era 1997 y se cumplía el X aniversario del programa. Fue en este mismo puente de diciembre y recuerdo que en Madrid hubo una gran nevada en esos días. La red ESN me invitó como recién Erasmus a contar mi experiencia frente a las autoridades que estaban destinadas a evaluar los diez años del programa y decidir sobre su futuro. No me costó nada contar sus bondades. Estaba muy motivada y a esas alturas ya sabía que me iba a UCLA al año siguiente con una beca de Posgrado, por lo que les debió de resultar bastante evidente mi “aprovechamiento” académico 🙂

Conocí personas de otros países y con ello sus culturas sin prejuicios, porque es en la proximidad desde donde se derriban los estereotipos. Conocí internet en aquella sala inglesa, el primer correo electrónico y los enlaces en color añil. Conocí que el final de la carrera no era el final de nada, sino el comienzo de una vida académica que también era posible. Conocí a muchas personas especiales y a una muy especial. También conocí que el mundo era muy ancho y las ganas de seguir explorando sus márgenes. Nada de lo que vino después habría estado en mi biografía sin aquel cruce de caminos. Y todo gracias a que #yotambienfuiERASMUS.