Sobre la madurez del lector de periódicos
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En una lectura reversible, podríamos decir que los diarios se hacen a medida de sus lectores y que éstos, a su vez, dan la medida del diario y refuerzan una ecuación que parece indiscutible: a lectores más críticos, mejores diarios.
Si nos atenemos a la radiografía del tipo de crítica que ejercen los lectores de El País mostrada recientemente por el Defensor del Lector de El País, José Miguel Larraya, el panorama es desolador: un lector más centrado en los aspectos formales que en las cuestiones de fondo, en lo que parece más seducido por la lectura literal que por la lectura crítica.
“Cuando digo que los lectores se quejan menos de los contenidos, me refiero a que son escasos los comentarios sobre la ecuanimidad -que no neutralidad- del diario. El diario es beligerante en defensa de los valores que proclama, pero le es exigible un grado razonable de ecuanimidad en la información”.
No obstante, sorprende que Larraya identifique “crítica a los contenidos” con “comentarios sobre la ecuanimidad” principalmente y no con otros aspectos como agenda y tratamiento, por ejemplo. Al centrarse en la “ecuanimidad” se desmarca deliberadamente de la “neutralidad” como valor en un momento en que El País entierra su lema como “diario independiente” para acoger la globalidad, poniendo el acento no tanto en el objetivo de informar como en el de explicar en “querer comprender“.
En definitiva y siguiendo las famosas 5 W’s, habrá que ver sobre qué, quiénes, cómo, dónde y cuándo queremos comprender los lectores, qué grado de madurez mostramos en la defensa del derecho a la información que nos asiste como principio fundamental y cómo los medios de comunicación pueden contribuir a fomentar ese ejercicio.