Hombre sin nombre

Ayer asistimos a la presentación del libro “Hombre si nombre” de Suso de Toro a cargo de Fernando Berlín y con la colaboración de La Biblioteca de las Indias Electrónicas y la Editorial Lumen. Muchos de los bloggers presentes publicaron crónicas en directo del acto (Ugarte y Natalia por ejemplo), así que poco me queda por añadir que no sea mi propia interpretación personal.
En primer lugar, decir que me alegro de que otros compromisos, agotamiento o desgana no evitaran que pudiera acercarme al acto. Enganchar un taller sobre blogs y periodismo en la UCM, llevarme a Dani y que se reencontrara con un ex alumno trabajando como cámara para Cuatro, compartir tiempo y espacio con convocantes y convocados, descubrir a Suso de Toro en las distancias cortas, reposar en la “cueva de Platón con wifi” o “catacumba pop” de Espresso Republic, etc. etc. etc. no tiene precio.

Pero después de la puesta en escena, lo mejor estaba por llegar, con la verbalización de los ejes que recorren la historia intimista del libro y que me atrevo a estructurar así (en función de lo presentado, ya que aún no lo he podido leer):

Lo masculino y el mal. “Hombre sin nombre”, según palabras del autor, es una exploración de la maldad inherente al ser humano y de su asociación directa con la masculinidad. En ese dualismo masculinidad-feminidad, Suso de Toro propone lo femenino como fuerza redentora del mal. Una idea que me hizo recordar el último libro de Vicente Verdú, Yo y tú, Objetos de Lujo, que dedica un capítulo a “La feminidad sin la mujer” y donde dice:

“A los hombres, desde los más insignes, les ha interesado, en términos generales, el ser humano; pero a las mujeres les han interesado, especialmente, las personas”.

Responsabilidadades de la Guerra Civil española. Fernando Berlín nos introdujo en el libro diciendo que leer “Hombre sin nombre” es leer la historia de la España del último siglo y de su conexión con el contexto europeo. No en vano, en el texto quedan nombres de personajes reales entrecuzados con imaginarios. Más tarde y en referencia directa a la Guerra Civil y la posguerra, Suso habló sobre la naturaleza de víctimas y verdugos y de la tragedia humana que quedará abierta hasta que todas las partes (izquierdas y derechas) asumieran sus responsabilidades.

Las periferias. La propia presentación del libro a la blogosfera antes que a la prensa convencional fue un acto periférico, en la línea de la propia reivindicación de su autor, que hablaba de la necesidad de crear nuestros propios centros, de hacernos dueños del lugar y de no depender de la imagen de otros: “la Red hace que no haya periferias, no tiene centro sino tantos centros como emisores-receptores”. Un nuevo entorno, el de la sociedad actual, que se define por la fragmentación y la multiplicidad de señales y que requiere de nuevas formas de movilización en Red.