Samba de cifras


La convocatoria de Carlinhos Brown el pasado sábado en Madrid no sólo es un precedente en este tipo de conciertos itinerantes en las calles de Madrid. También ha batido récord en la cantidad de basura generada: 100 toneladas.
Como viene siendo habitual (véase la manifestación en defensa de la familia, por ejemplo), el número de asistentes varía según la fuente que lo/s cuenta. En la timbalada de Carlinhos Brown en Madrid el Ayuntamiento habla de 300.000 personas mientras que los organizadores se apegan al millón previsto (según 20 minutos y Terra, aunque quizás debiera citar a EFE, ya que hay párrafos son literales en ambos medios). Otros, más cautos y para no equivocarse, se quedan en decenas de miles (El País).
Sea como fuere, yo estuve allí, y aunque mi radio de visión desde mi poco más de 1,60 mt de altura sea bastante limitado, teníamos la sensación de ser muchas decenas de miles. Dejo el cálculo para los expertos en estos menesteres. Quizás incorporen a sus cuentas de persona por metro cuadrado el dato de basura generada.

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A pesar de tanta muchadumbre, la sensación de agobio no se notó tanto durante el concierto como en el momento de volver a casa después de la fiesta. La Castellana cortada, buses y taxis invisibles y metros atascados. Al parecer, nadie en la organización pensó en fórmulas para canalizar el regreso de la gente que acudió al evento de Carlinhos Brown. Los metros circularon con la misma frecuencia que un día normal, es decir un sábado por la noche con sus grandes intervalos de trenes, cuando era evidente que no era un día normal. Esto generó atascos de personas en los pasillos de los metros, empujones en el acceso a los vagones, todo ello agravado por el calor sofocante y algunos ataques de claustrofobia.