Análisis del vídeo de la FAES, I
A estas alturas se ha escrito mucho ya sobre el vídeo Tras la masacre producido por la Fundación FAES. Sin embargo, no se ha hecho un análisis exhaustivo desde el punto de vista audiovisual, abordando cuestiones como la producción, la realización, el estilo estético, el guión, la locución, etc. Como punto de partida, he extraido el texto de la narración, por si alguien está interesado en hacer un trabajo semiótico más elaborado. Como en otros documentos audiovisuales, la imagen suele acaparar la mayor parte de la atención en detrimento de la fuerza expresiva del audio. En este vídeo (disponible en baja y alta resolución) el audio juega un papel muy importante por el uso de varios canales solapados, los cambios de músicas, la dramatización en la locución, el empleo de efectos de eco, etc.
Nota: La redacción es libre. Aunque he intentado un reflejo fiel del texto a través de la puntuación y las comillas, es posible que haya errores. Agradezco de antemano las correcciones oportunas. Las acotaciones en cursiva representan los cortes de declaraciones de los políticos que aparecen en el vídeo. No se incluye el texto de sus declaraciones.
Para ver el texto completo, también disponible en pdf, hay que pinchar en Continúa... :
Nota: La redacción es libre. Aunque he intentado un reflejo fiel del texto a través de la puntuación y las comillas, es posible que haya errores. Agradezco de antemano las correcciones oportunas. Las acotaciones en cursiva representan los cortes de declaraciones de los políticos que aparecen en el vídeo. No se incluye el texto de sus declaraciones.
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TEXTO DE "TRAS LA MASACRE":
Después de sufrir durante décadas el acoso de ETA, los terroristas atacaron en Madrid, dejando un reguero de 192 muertos y más de 1.400 heridos. Siempre recordaremos a las víctimas. Son lo más importante de esta tragedia.
El ataque fue similar al que ETA había previsto tres meses antes en la estación de Chamartín. La Guardia Civil interceptó un tren con mochilas explosivas que deberían hacer explosión en plenas navidades de 2003. Diez días antes del atentado, la Guardia Civil detuvo un furgón lleno de explosivos en Cuenca, aunque la entonces oposición socialista puso en duda que existiera una amenaza real y sugirió que era una exageración del Gobierno para dar miedo en época electoral.
Declaraciones de Juan Carlos Rodríguez Ibarra. PSOE.
Los avisos del Gobierno sobre posibles atentados de etarras o de islamistas fueron despreciados permanentemente por la izquierda.
Declaraciones de José Luis Rodríguez Zapatero. PSOE.
Declaraciones de Jesús Caldera. PSOE.
Declaraciones de Gaspar Llamazares. Izquierda Unida.
Todos los terrorismos buscan los mismo, suprimir la libertad e imponerse por la fuerza. Todos los terrorismos matan a algunos para aterrorizar a todos y para forzar a que los Gobiernos cedan y negocien. La masacre de los terroristas el 11 M no fue distinta de anteriores matanzas de ETA en Barcelona, en Zaragoza, en Sevilla, en toda España. El 2 de marzo de 2004 se avisaba que el Gobierno tenía un atentado de ETA. Durante el Gobierno del PP, ETA había sufrido los peores ataques policiales porque José María Aznar se negó a cualquier componenda con la banda. Jamás se negoció con ETA ninguna clase de concesiones políticas. Batasuna fue, por fin, ilegalizada por los tribunales de Justicia.
ETA estaba más débil que nunca, gracias a una política antiterrorista firme, su derrota se veía posible. El 11 de marzo, durante todo el día, España pensó que ETA había sido la responsable de los asesinatos de aquella mañana en Madrid.
Declaraciones de José Luis Rodríguez Zapatero. PSOE.
Declaraciones de Juan José Ibarretxe. PNV.
El Gobierno tardó menos de 60 horas en detener a los primeros autores materiales. Para entonces, la izquierda ya había sembrado las calles de odio y de enfrentamiento. Primero fue una insinuación, luego una afirmación y finalmente un estruendo: “El Gobierno mentía”.
Declaraciones de Alfredo Pérez Rubalcaba. PSOE (Jornada de reflexión)
El Secretario General del Partido Socialista ha elaborado la teoría de que en esos días se fraguó un engaño masivo por parte del PP.
Declaraciones de José Luis Rodríguez Zapatero. PSOE.
Pero, ¿fue así?
España fue radicalmente dividida entre quienes salieron a la calle a clamar contra la masacre y quienes vieron una oportunidad de aprovecharse políticamente del drama. Como si de una batalla política se tratara, la izquierda, junto con los movimientos antisistema, lanzó una estrategia: el culpable, obligatoriamente, tenía que ser el Gobierno del Partido Popular. Justo dos días antes de que se abrieran las urnas, mientras el Gobierno trabajaba para detener a los culpables.
Declaraciones de José Luis Rodríguez Zapatero. PSOE.
Declaraciones de Gaspar Llamazares. Izquierda Unida.
Cuando el Ejecutivo socialista sufrió 30 atentados islamistas, nadie culpó al Gobierno. La primera reacción de los ciudadanos fue auxiliar a las víctimas, organizar las donaciones de sangre, volcarse en la atención a las familias y acudir en masa a la manifestación institucional bajo el lema “Con las víctimas, con la Constitución, por la derrota del terrorismo”. Madrid, y España entera, dieron una lección de comportamiento cívico tras la mayor masacre sufrida nunca. La prudencia y la perseverancia frente al dolor. El 11M por la noche acabaron las autopsias. No había suicidas, pero la izquierda se inventó y difundió que sí los había. El propio Rodríguez Zapatero difundió este bulo para hacer creer que el Gobierno estaba ocultando la verdad. Se dijo también que los servicios secretos de otros países dudaban de la autoría de ETA. Era todo lo contrario. Ningún servicio de información de todo el mundo tenía ninguna pista. Nadie detectó nada que pudiera llevar a los autores materiales. Todo era mentira.
Antes de que se llegara a los autores materiales de la masacre, la izquierda había decidido que el Gobierno legítimo y democrático estaba mintiendo por intereses electorales. Todo indica que los terroristas fueron dosificando la información para asegurar el éxito propagandístico de su acción.
Declaraciones de Ignacio Astarloa. Ex secretario de estado de Interior.
Pero la frase “El Gobierno miente” no era nueva. No fue fruto de esa jornada de los atentados. La izquierda no improvisó. El día anterior al de los atentados, el candidato Rodríguez Zapatero ya apuntó esa acusación como eje electoral del final de su campaña. Era la misma acusación que había utilizado contra el Partido Popular: “El Gobierno miente”.
Declaraciones de José Luis Rodríguez Zapatero.
El 11 de marzo, los socialistas tuvieron oportunidad de representar la obra de teatro que habían ensayado meses antes. Fue una larga campaña de acoso, que incluyó asaltos, insultos y agresiones a sedes y a dirigentes militantes del Partido Popular. Zapatero, en el Parlamento, se negó a condenar estas agresiones antidemocráticas. Llevaban más de un año diciendo que si había un atentado sería por culpa de la Guerra de Irak, pero la verdad es otra: los autores del 11M han confesado que empezaron a preparar el atentado mucho antes de la Guerra de Irak. La realidad es que los terroristas islamistas quisieron cambiar el Gobierno de España. Para conseguirlo, no dudaron en provocar el mayor atentado en la historia de España. No pusieron las bombas sólo para matar, sino para volcar el resultado electoral. La primera pregunta que hizo a la policía uno de los detenidos el día 15 de mazo fue: “¿Quién ha ganado las elecciones?”. Y la izquierda no desaprovechó la oportunidad. Desde el primer momento dedicó todo su esfuerzo a sacar a la gente a la calle. El mensaje de “El Gobierno miente, que no se vayan de rositas”, “queremos un Gobierno que diga la verdad” y “Partido Popular, asesino” corrió de un punto a otro de España precediendo la palabra “Pásalo” en los mensajes de los teléfonos móviles. La izquierda no respetó el derecho de los ciudadanos a una jornada de reflexión antes de ir a las urnas. No hubo reflexión. Fue una jornada de coacción antidemocrática.
El terrorismo de ETA en España ha costado mil muertos en los últimos treinta años. España lleva treinta años sufriendo a ETA. Todos los Gobiernos sabían que ETA intentaba matar. Unas veces se pudo impedir. Otras no. Pero nunca nadie responsabilizó a un Gobierno por haber sufrido un atentado. Cuando el 11 de marzo de 2004 el terrorismo asesinó a 192 personas inocentes en Madrid, la izquierda y los movimientos antisistema exigieron que en menos de 24 horas el Gobierno descartara directamente a ETA y sólo investigara otras hipótesis distintas.
A pesar de la dificultad, el Gobierno de entonces dio información cada hora, pero se le pidió más. Se le pidió lo imposible. Por el contrario, el Gobierno posterior no ha dado nunca noticias nuevas. A la izquierda ya no le interesa lo que llamaban “La verdad”. Una vez que alcanzaron el poder, ya no les importa quién atacó, por qué atacó y para qué atacó a los españoles. El PSOE se ha negado a que comparecieran en el Parlamento numerosas personas clave cuyo testimonio nos hubiera permitido acercarnos más a la pregunta clave: “¿Quién ha sido?”. Pero del fatídico 11 de marzo, que ojalá nunca vuelva a ocurrir en ningún país del mundo, sólo les importaba lo que llamaron “las mentiras del PP”.
Un año después y tras haberse cerrado en falso la Comisión de Investigación en el Congreso de los Diputados, porque no encontró motivos para inculpar al Partido Popular de las causas de la masacre, el pueblo español sigue sin conocer qué ocurrió en la izquierda española los días 12 y 13 de marzo de 2004.
Tras la masacre queda el dolor de las víctimas.
Y la izquierda, que por fin logró el poder, enmudeció.